Dentro de la bola de nieve del escritorio de mi padre había un pingüino con una bufanda a rayas rojas y blancas. Cuando yo era pequeña, mi padre me sentaba en sus rodillas y cogía la bola de nieve. La ponía al revés, dejaba que la nieve se amontonara en la parte superior y le daba rápidamente la vuelta. Los dos contemplábamos como caía la nieve poco a poco alrededor del pingüino. El pingüino esta soló allí dentro, pensaba yo, y eso me preocupaba. Cuando se lo dije a mi padre, dijo: "No te preocupes, Susie; tiene una vida agradable. Está atrapado en su mundo perfecto"
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