<<No tengas miedo>>, le susurré.
De pronto me abrumó
la realidad de mis palabras.
Ese momento era tan perfecto, tan auténtico.
No dejaba lugar a dudas.
Me rodeó con los brazos,
me estrechó contra el
y hasta la última de mis terminaciones
nerviosas cobró vida propia.
<<Para siempre>>, concluyó.
♥
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